La relación con las empresas
Primero vamos a hablar de cómo deberían ser las empresas, o de como presumen que son algunas de ellas. Ya os adelanto que de estas hay pocas. Una de las principales razones del éxito de las empresas es el personal del que disponen. Por tanto, una de las principales dedicaciones de una empresa debería ser la atracción de talento. Y posteriormente la retención de ese talento. Y para atraer y retener al talento se deben pagar sueldos dignos, ofrecer un trabajo motivador, unos buenos jefes, posibilidades de desarrollo profesional, etc. Cuando una empresa encuentra a un trabajador brillante lo debe contratar como sea, aunque no tenga un hueco para el en ese momento, ya que estos no abundan y no lo tendrás cuando lo necesites. Esto es más fácil hacerlo en una gran empresa, y algo más complicado cuanto menor es la empresa. Una buena empresa debe utilizar las prácticas en empresa para mantener unas relaciones sanas con la universidad, fomentar la formación de futuros empleados, y especialmente para conocer y captar talento. Y para ello debe retribuir las prácticas, y promocionarse dentro de las titulaciones que le puedan interesar. De esa manera podrá atraer a los mejores estudiantes. Y no voy a seguir diciendo como son, o deberían ser, las empresas, porque no es el tema de estas entradas. Pero lamentablemente todos sabemos que esto no es así en la mayoría de los casos.
Curiosamente las empresas que más se acercan a lo comentado son aquellas a las que quieren ir la mayoría de nuestros estudiantes, aquellas en las que nuestros mejores alumnos terminan estableciéndose y desarrollando largas carreras profesionales, y las que defienden en el mercado productos con precios más elevados frente a la competencia. El mundo agroalimentario es un mercado muy maduro, con baja capacidad de innovación (por mucho que oigáis que alguna empresa lanza muchos productos nuevos al mercado anualmente), y especialmente con poca capacidad de defender innovaciones con precios altos. Existe una gran competencia, normalmente a base de bajar los precios, lo que ha redundado en empresas que tampoco gastan mucho (para poder bajar los precios), y consecuentemente no pagan mucho a sus empleados. El hecho de que hayan aumentado enormemente la oferta de estudios universitarios relacionados con los alimentos tampoco ha ayudado en este proceso, ya que, a mayor oferta de posibles trabajadores, menor es el esfuerzo que tienen que hacer las empresas para conseguir a estos con bajos sueldos. Lamentablemente no se dan cuenta que siempre pueden conseguir a trabajadores con sueldos de miseria, pero nunca serán los mejores y los que podrían conseguir cambiar la situación de la empresa. Hoy en día no es raro ver a universitarios, en puestos de responsabilidad, cobrando menos que trabajadores de línea de producción, con mucha menos responsabilidad. Alguien me dirá que eso es un poco exagerado, pero si comparamos el sueldo por hora entre trabajadores que fichan religiosamente y cobran sus horas extra, con otros que por un sueldo escasamente superior deben realizar muchas más horas, o al menos alguna más, sin cobrarlas, veréis que no es tan exagerado.
Vamos a hablar de un caso que ocurre en la Comunidad Autónoma donde trabajo, pero que sé que también es similar en otras. En Castilla y León las empresas pueden disfrutar de becarios cuando estos no han tenido experiencia laboral previa en su titulación. Como idea la verdad es que parece muy adecuada. Las empresas pueden conocer a estos universitarios, y cuando están convencidas de que les pueden ser útiles pueden contratarlos sin la incertidumbre de una contratación más o menos a ciegas. Y de paso das una primera oportunidad laboral a estos alumnos, que les ayuda a coger experiencia. Además, la empresa apenas tiene riesgos, ya que no les debe contratar, solo pagar becas que rondan los 500-600€/mes (hay honrosas excepciones que pagan algo más), y no tienen ningún compromiso con los alumnos. Incluso, en algunos casos, los costes de las becas llegan a cubrirlos las instituciones públicas para “favorecer la colocación de los universitarios”. Los alumnos lamentablemente no cotizan a la seguridad social y no tienen derecho a paro cuando terminan, a diferencia de lo que ocurre con los contratos laborales.
La perversión del sistema comienza en las prácticas universitarias, donde algunas empresas ya exigen periodos de 6 meses (nunca menos de 4) y 8 horas de trabajo al día. Vamos a dejar claro que solo lo hacen algunas empresas, no la mayoría. Si lo pensamos un poco estas condiciones no son compatibles con ningún tipo de formación universitaria. Pero hay alumnos dispuestos a aceptar estas condiciones, a costa de retrasar la finalización de sus estudios, porque lo ven como una excelente oportunidad laboral futura. Algunas de estas empresas animan al alumno a que termine sus estudios, para poder ofrecerle una beca de incorporación al mundo laboral, de seis meses. Cuando acaban los seis meses le siguen animando a ampliar esta beca por otros seis meses. Y cuando finaliza este periodo se lo piensan. Sí es verdad que en algunos casos la empresa termina contratando a la persona, pero en otros muchos no. Si el objetivo de estas becas es conocer a la persona para una posible contratación, yo considero que con 6 meses hay tiempo más que de sobra para saber si la persona va a responder o no. Por tanto, tras 6 meses de prácticas universitarias, o tras 6 meses de la beca de incorporación (en el caso de becarios que no conozca la empresa) deberían contratarles o suspender la beca. Pero es difícil resistirse a tener a un trabajador por tan poco dinero. El problema es el de siempre, los buenos alumnos se ven “insultados” por estas condiciones, y terminan cambiando de empresa, o ni siquiera llegan a estas empresas. Algunas empresas alegan que no hay huecos, y precisamente alargan las prácticas por si sale un hueco en el que poder contratar al alumno. Pero yo conozco casos en los que ha habido huecos y se ha preferido contratar a una persona externa antes de renunciar a una persona a la que se le paga tan poco, y en la que posiblemente no se confía para un futuro. Lamentablemente también se dan casos de alumno no muy brillantes, a los que la empresa sabe que no va a terminar contratando, pero que puede hacer tareas de bajo nivel y responsabilidad, para lo que sí sirven, y es difícil encontrar a trabajadores para hacer esas tareas con una inversión tan baja.
Como digo son casos reales, pero afortunadamente minoritarios. Lo que me gustaría exponer con estos casos es que hay empresas que apuestan decididamente por tener buenos trabajadores, otras que lo único que intentan es poder conseguir trabajadores con un coste mínimo, y muchos casos intermedios. Por tanto, cuando un graduado o postgraduado empieza a trabajar en una empresa, o a hacer prácticas, debe reconocer rápidamente en qué tipo de empresa está. De hecho, lo lógico es que se informara antes, y que solo fuera a empresas de las primeras. Lamentablemente estas no son las que más abundan y tampoco todos nuestros alumnos son lo brillantes y comprometidos que nos gustaría a los profesores y a los futuros empleadores, y por tanto se dan todo tipo de situaciones.
En el caso que identifiques que tu empresa no valora tu trabajo, no te ofrece un contrato cuando ya te conoce de sobra y sabe de tu potencial, y ves que hay posibilidades laborales porque la empresa tiene ofertas, o simplemente no estas a gusto con tu trabajo o con el ambiente laboral, mi consejo es que no te quejes mucho y empieces a buscar la alternativa. En algunos casos es posible intentar cambiar esas condiciones, pero las posibilidades de realizar ese cambio se ven rápidamente, y si no es posible debemos buscar otras alternativas. Veo muchos casos de gente que se queja de sus empresas, sus jefes, o su ambiente de trabajo, pero apenas buscan alternativas de manera activa. Y el futuro de cada uno se lo tiene que buscar uno mismo. Si realmente la persona cree que no hay alternativas, por las pocas empresas en la zona, por su situación familiar, o por otras causas, lo mejor es asumirlo y quejarse poco. La verdad es que yo creo que casi siempre hay opciones. He visto varios casos de esas personas que no veían opciones y han terminado echándolas del trabajo por diferentes motivos. Con este despido les han hecho un gran favor, ya que les ha obligado a descubrir esas otras opciones, algunas más sencillas y otras algo más complicadas y alejadas de su trabajo previo, pero normalmente mucho más gratificantes que ese trabajo que aborrecían, pero no se esforzaban en cambiar.
Otro caso que conozco es el de empresas con gran rotación. Esto se produce en parte porque los trabajadores con más antigüedad suponen un mayor gasto para la empresa. Si estas en una empresa en la que ves esta actitud, no puedes pensar que este es un problema de los demás y a ti nunca te va a tocar. Por tanto, empieza a buscar otro trabajo, con la seguridad del actual, con menos presión que si estas en el paro, pero antes de que te toque, lo sufras, y tengas que buscar algo con menos seguridad.
En definitiva, lo que quiero resaltar con esta entrada es que hay empresas de todo tipo (ya hablaremos de ellas), al igual que hay personas de todo tipo. Y que en las condiciones actuales de oferta y demanda los universitarios no suelen escoger empresa (con honrosas excepciones) sino que son las empresas las que los escogen a ellos. Este sistema es lamentable, tanto para alumnos como para empresas, pero es el que hemos ido creando. Pero que al igual que en una relación de pareja, cuando la cosa no va bien, y ya has intentado arreglarlo, lo mejor es cambiar cuanto antes. Por tanto, no hay que comprometerse demasiado con las empresas que no se comprometen contigo y te cuidad adecuadamente.
Antes de terminar, otro aspecto que suelen alegar algunas empresas para los bajos sueldos. Hay empresas que repetidamente dicen que no ganan dinero, o incluso lo pierden, y que todos tienen que apretarse el cinturón. Esto es asumible un año, como mucho dos, pero empresas que llevan varios años con este discurso quizás deberían cerrar y no hacer la competencia (muchas veces tirando los precios) a otras que están intentando defender buenas condiciones laborales, y que sufren esta competencia. Es duro reconocer esto de la empresa en la que uno trabaja, y también es posible que tras ese discurso de apretarse el cinturón no haya una realidad clara y los dueños estén ganado más dinero del que afirman. Pero mi consejo es que ante una situación de ese tipo vayas buscando nuevas ofertas de trabajo, bien porque el futuro es incierto, bien porque no te valoran lo suficiente, bien porque te están engañando.
Y ya, por último, si encuentras una buena empresa, que te cuide, valore, y te ofrezca un futuro y una carrera profesional motivadora, cuídala mucho, que no es lo más habitual. Y esfuérzate al máximo para cumplir las expectativas que han depositado en ti, y en contribuir a un buen ambiente de trabajo.