Transcolab (proyecto y Summit)
Estos días esta terminando el proyecto Transcolab, en el que algunos nos embarcamos hace unos años. Y para rematarlo como se merece hemos celebrado un Summit, o congreso, en Braganza. La experiencia ha sido muy positiva y por ese motivo me gustaría contaros algunas enseñanzas de la misma.
Socios
El proyecto parte del Instituto Politécnico de Braganza (IPB), y en un primer momento está liderado por Isabel Ferreira. Tras el nombramiento de Isabel como Secretaria de Estado para la Valorización del Interior en Portugal, pasó a liderar el proyecto Lillian Barros, que ha sido la líder durante la mayor parte del proyecto. Tanto la labor de Isabel como de Lillian ha sido estupenda, siempre accesibles, potenciando todo tipo de colaboraciones, generando buen ambiente entre los grupos, y siempre dispuestas a organizar y ayudar a los demás. Del nivel científico de ambas no es necesario hablar. Solo indicar que ambas son Highly cited researchers, es decir, unas de las investigadoras más citadas en su área (Ciencia y Tecnología de Alimentos) a nivel mundial.
Este tipo de proyectos intentan acercar países vecinos en la Unión Europea, y en nuestro caso también empresas con centros de investigación y organizaciones más transversales. Así, además del IPB, también participamos dos instituciones universitarias, como la Universidad de Salamanca, más concretamente la Escuela Politécnica Superior de Zamora, y la de Valladolid, y su E.T.S. de Ingenierías Agrarias. Entre las empresas participantes había españolas, como Molendum, Molinos del Duero o Coperblanc Zamorana, y portuguesas, como Pao de Gimonde, Tecpan, Sortegel o Deifil. También han participado la Cámara de Comercio de Zamora, la Fundación Rei Alfonso Henriques, la FUESCYL (Fundación de Universidades y Enseñanzas Superiores de Castilla y León) y el Centro Nacional de Competencias de Frutos Secos de Portugal. De entrada, la composición de los socios era muy adecuada para ese conocimiento entre ambos países, y entre empresas, centros de investigación e instituciones.
Actividades
Aunque el catálogo de actividades es muy amplio, creo que debemos destacar tres. Al menos son en las que más hemos participado nosotros. Por una parte, se ha potenciado la formación, tanto de las empresas como del personal investigador. Siempre teniendo en cuenta las interacciones entre ambos países y entre universidades y empresas. El primer año ya organizamos unas jornadas, pero la pandemia cortó de raíz alguna de las jornadas que teníamos previstas. No obstante, pronto nos dimos cuenta, como casi todo el mundo, de las posibilidades que nos ofrecían las retransmisiones online, y seguimos organizando eventos relacionados con cereales y panificación. Esta forma de organizar los eventos nos permitió invitar a ponentes internacionales que de otro modo sería mucho más complicado que se hubieran podido acercar. Hay que decir que hemos cumplido de sobra con los objetivos del proyecto en este caso, pero como las jornadas presenciales y el contacto directo entre las personas no hay nada. En estos eventos se aprende casi tanto, en las charlas de los ponentes como en los cafés, comidas, o charlas informales con otros asistentes. Afortunadamente hemos podido terminar el proyecto con un encuentro presencial muy exitoso, del que después hablaré.
Dentro de la formación también se ha potenciado la formación doctoral. Pero esta formación debía poder concretar a doctorandos a las empresas y a ambos países. Así los alumnos deben ser conscientes, cuando desarrollan una investigación, de las necesidades y problemáticas de las empresas. En nuestro grupo se han desarrollado tres tesis doctorales en este periodo (y se están terminando otras tres), y creo que se han cumplido con creces los objetivos. Así una de las personas formadas ocupa actualmente un puesto de responsabilidad en I+D en una de las empresas del consorcio, y otro desarrolla su labor en una multinacional, en un puesto con responsabilidad tanto en España como en Portugal. Obviamente la calidad científica de las tesis ha sido muy alta, pero siempre me gusta más destacar la utilidad de las investigaciones para las empresas y la visión práctica de esta investigación. La mayoría de los investigadores no pueden quedarse en el mundo académico, o para ello se necesitan muchos años que algunos de ellos no quieren, o no pueden, invertir, o simplemente a algunos alumnos les interesa más la investigación más aplicada y el I+D en empresas. Y desde la Universidad debemos saber atender a todas estas inquietudes, y preparar a los distintos alumnos para que esa formación les sea útil para su futuro y para la sociedad. Aunque siempre hemos seguido esta línea, dentro del proyecto Transcolab nos hemos sentido muy a gusto, ya que podíamos desarrollar toda esta labor con el apoyo de empresas concretas.
Otra de las actividades que se habían planteado en el proyecto era la movilidad, tanto entre países como entre empresas y universidades. Aunque la pandemia también ha afectado de manera drástica a este tipo de actividades, hemos sido capaces de realizar algunas acciones muy exitosas. Así alguna empresa del proyecto ha asistido todos estos años al master que organizamos desde nuestra escuela, dando a los alumnos el punto de vista empresarial, y alguno de nuestros alumnos han realizado prácticas en empresas del consorcio. Este hecho ya es sin duda positivo, pero lo es mucho más si no se queda en simples estancias, y estas se traducen en algo más a largo plazo. Así, al menos en nuestro caso, tres alumnos han sido contratados en empresas del consorcio en estos años, tras conocerse a través de este tipo de acciones.
Por último, se ha potenciado la realización de proyectos colaborativos entre empresas y universidades. Este ha sido nuestro mayor campo de acción, ya que casi todo a girado en torno a los mimos, y las acciones de formación y movilidad también han estado relacionadas con estos. Así, tras hablar con las empresas participantes en el proyecto hemos trabajado en el desarrollo de nuevas harinas, la sustitución de aditivos en panificación, el uso de harinas de castañas y leguminosas o el aprovechamiento del pan que se desperdicia. En estos proyectos han participado empresas como Molendum, Coperblanc Zamorana, Sortegel o pao de Gimonde directamente. Alguno de estos proyectos ya se ha traducido, en tiempo record, en el lanzamiento de algún producto al mercado, o ha puesto la primera piedra para el lanzamiento de otros. En alguna otra ocasión, hemos colaborado con empresas externas al proyecto para desarrollar productos novedosos que usaban materias primas producidas por empresas del consorcio. Obviamente se han publicado numerosos artículos en revistas científicas, ya que las investigaciones debemos darlas a conocer a la sociedad, pero en este caso no es lo más importante. Lo importante es que hemos demostrado que, si queremos, el mundo de la empresa y de la universidad no está, y no debe estar, tan separado, y ambos debemos colaborar y entendernos. Y también que la colaboración entre países vecinos nos puede hacer mucho más fuertes a ambos.
Summit
El proyecto, una vez pasadas las restricciones más severas de la pandemia, lo hemos cerrado con un encuentro de empresas e investigadores a nivel internacional, no solo de España y Portugal. De esta manera hemos conseguido invitar a ponentes de primer nivel en el estudio de granos y derivados, de Italia y Dinamarca, además de España y Portugal. Me gustaría destacar las charlas de Mario Martínez, sobre el papel del almidón en las distintas elaboraciones y sus implicaciones nutricionales, la de Carlo G. Rizzello sobre las fermentaciones en las elaboraciones a base de cereales (no son solo las levaduras) y las posibilidades que ofrecen, o la de Alessandra Martí, sobre germinación de granos. Estas charlas supusieron una puesta al día de muchísimos conocimientos desarrollados por estos investigadores a lo largo de los últimos años. También fueron muy interesantes las de Laura Román, sobre aprovechamiento de los lupinos (altramuces para los españoles), la de Claudia M. Haros, sobre molturación húmeda de la quínoa, o la de Manuel Pintado sobre aprovechamiento de subproductos. Una de las cosas que más sorprende a la gente es que cuanto más sabe alguien más dudas tiene, o más caminos se le abren para seguir investigando. Y este es una de las enseñanzas que deben llevarse los jóvenes.
En este summit se ha primado la participación de la gente joven. Para eso el coste del mismo ha sido prácticamente el de los gastos que conllevaba, y con 60€ se tenía derecho a dos comidas y 4 cafés, además de la documentación y la asistencia a todos los actos. Además, al potenciar un ambiente cercano y familiar, los investigadores en formación tenían la oportunidad de foguearse y conocer a grandes investigadores de primera mano. Nada que ver con esos congresos caros (suelen superar los 500€ últimamente) llenos de investigadores de alto nivel, donde el investigador en formación muchas veces no puede asistir, y en otras se encuentra inhibido. Esta ha sido una oportunidad que un doctorando no podía dejar pasar. Y además existían muchas empresas presentes, que pueden ser sus futuros empleadores, en el caso de que quieran dedicarse a la I+D empresarial.
Sí que me gustaría destacar el comentario de algunas empresas que veían las investigaciones muy alejadas de sus necesidades. Y si bien en la investigación muchas veces debemos ir por delante, y en ocasiones el conocimiento que se genera llegará a las empresas dentro de varios años, desde el mundo de la investigación más académica debemos tener en cuenta aspectos importantes, como el coste de las cosas, las repercusiones en la calidad organoléptica de los productos derivados, o las posibilidades de implantar ciertos avances. Y en el caso de que eso no se aprecia directamente, debemos de ser capaces de explicarlo con sencillez para hacerlo comprensible a las personas que no están en este mundo, muchas veces excesivamente cerrado y desconectado de la realidad. Y por parte de las empresas, estas deben acercarse más al mundo de la investigación, entender nuestras necesidades y nuestra forma de actuar, y transmitirnos las suyas. Creo que este proyecto ha sido un ejemplo para realizar esta labor.
También me gustaría destacar un problema que veo en las nuevas generaciones de investigadores. Muchos de ellos parecen tener la necesidad de ofrecer un trabajo sin fisuras, completamente cerrado y muy exitoso. Aunque todos sabemos que las investigaciones son muy largas y complejas y muchas de ellas no llegan a la realidad, y siempre vamos descubriendo fallos y nuevos aspectos en los que debemos profundizar. Y como decía antes, los grandes investigadores son los que más ponen en duda sus resultados y más se dan cuenta de todo lo que les falta por descubrir. No sé si esta actitud por parte de los jóvenes se debe a los consejos de sus mentores o tutores, en cuyo caso les hacen un flaco favor. Incluso hay veces que estos mentores se sienten evaluados a través de la actuación de sus pupilos, cuando deben dejarles equivocarse y aprender. También puede ser debido a una falta de seguridad, y a querer parecer mejor de lo que se es, pero creo que esto también es un error, y plantear las cosas con humildad un acierto. Por último, también puede ser debido a una falta de espíritu crítico, y esto es uno de los peores defectos en un científico. La investigación consiste en poner en duda todo constantemente. Y eso es lo que nos permite avanzar. Espero que estos jóvenes hayan tomado nota de como los grandes científicos exponen sus conocimientos, y sus dudas, y como han ido progresando, al poner en cuestión todos sus avances.
En definitiva, creo que ha sido un congreso motivador, donde hemos juntado diversos puntos de vista (empresa y academia, jóvenes y veteranos, distintas nacionalidades, investigación más básica y más aplicada, etc.) y todos nos hemos enriquecido. Y todo esto de una manera bastante informal y cercana, sin descuidar un trato exquisito para todos. Un ejemplo que creo que se debe potenciar frente a los grandes congresos, muy caros y con mucha distancia entre distintos actores.
Tres días fantásticos y un gran cierre del proyecto Transcolab. Gracias en gran parte a los organizadores, y en concreto a Lillian Barros que ha realizado un gran trabajo. Y a la hospitalidad de la gente de Braganza. Que además de ser grandes investigadores son unas magníficas personas, y para mí esto es lo más importante.
Si queréis ampliar información sobre el proyecto Transcolab podéis hacerlo a través de su web
Y si queréis ampliar la información sobre el Summit, también lo podéis hacer aquí
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